martes, 13 de abril de 2010

Los comportamientos violentos descifrados


Alberto Rivera

Carlos Alberto Jiménez Vélez y Jaime Robledo Toro han puesto en la palestra pública un libro que abre nuevas brechas de comprensión de las conductas sociales, en especial aquellas ligadas con la violencia. Y lo han presentado desde un novedoso enfoque interdisciplinario en el cual se establece un diálogo teórico y práctico entre la Neuropedagogía y la Ciencia del Derecho que son los espacios académicos y cotidianos en los que se desenvuelven sus autores.


¿Qué buscan? Entender la complejidad humana, conocer las causas de por qué se cometen los delitos, saber cuáles son las razones de los comportamientos violentos, conocer qué sucede en el cerebro cuando las circunstancias que luego castigarán los jueces se suceden, y de ahí el alcance de esta obra escrita por dos personajes de la vida académica y educativa de Pereira.
La apuesta es ambiciosa.



Desde estas páginas sueñan con la puesta en marcha de un proyecto de “Educación Emocional” que se convierta en una cátedra obligatoria en las escuelas, desde donde los docentes puedan comprender las emociones y los sentimientos de sus alumnos para empezar a entender esta sociedad violenta que padecemos y que se ha llevado a las aulas la violencia de los hogares o de las complejas relaciones sociales de los jóvenes. Ahí queda la tarea para los nuevos congresistas.


El libro “La Neuropedagogía y los comportamientos violentos” será presentado próximamente en la Universidad Libre seccional Pereira ante autoridades de la ciudad y el departamento, que podrán conocer de cerca los alcances de una obra destinada a ser materia de estudio en el país. De igual manera el 30 de abril cuando se realice un evento nacional organizado por el Comité Departamental de Moralización que representa uno de los autores y que tratará sobre políticas anticorrupción, se tendrá un espacio para que los asistentes puedan saber por qué una persona delinque.


La obra combina dos conceptos sobre los cuales gira este diálogo intertextual como lo han denominado sus autores. Por un lado la Neurociencia que tiene por objeto descifrar el lenguaje del cerebro, ciencia de la que nace la Neuropedagogía, que es la encargada de comunicar ese lenguaje. Asistimos a una tesis maestra que nos dice que el cerebro es un órgano social que necesita del juego y del abrazo para su desarrollo y que además es un procesador de significados “tocados” por emociones que nos permiten actuar en paz y armonía gracias a la educación, ícono de estas páginas.


¿Cómo llegan a unirse para publicar el libro?
- Un trabajo de investigación que hicimos en la Universidad Libre seccional Pereira sobre “Desarrollo y estilos de pensamiento, el abogado del siglo XXI”. Fuimos los investigadores principales y tuvimos la fortuna de tener estudiantes de la Facultad de Derecho como coinvestigadores. Se hizo un intenso trabajo que generó esta idea que pensamos puede ser muy valiosa para la ciudadanía y en especial para la rama jurisdiccional. Observaba con interés las exposiciones de Carlos Alberto Jiménez con respecto a la Neuropedagogía y vi la necesidad de dejar algo por escrito para que los estudiantes pudieran conocer aunque fuera en forma elemental lo que es el cerebro.

¿Por qué?
- Para un juez es de vital importancia conocer los antecedentes de un implicado en un delito como persona, en el hogar, en su entorno social en el que se crió y saber por qué cometió el delito, haciendo un análisis neurológico. Una cosa es que se diga que usted asesinó y por ello tiene 40 años de pena, pero hay que saber por qué violó o mató, hay que conocer las razones de esa conducta. A raíz de eso creemos que tanto los jueces como los litigantes en derecho penal deben tener esas herramientas neurológicas, es que no es lo mismo que una persona asesine por estado de necesidad, de defensa, a que simplemente sea un delincuente que ve a otra persona y la asesina. No es lo mismo que a usted se le presente la circunstancia, ni es lo mismo una persona de un hogar bien constituido, a unos hijos fruto de un hogar con problemas, enfrentamientos, con un padre drogadicto o una madre prostituta, en fin, toda esa serie de circunstancias, así que no es lo mismo una persona del común que no tiene esas tendencias a quienes padecen circunstancias de carácter social y familiar que tienen mayor inducción a la comisión de un delito.

¿Cuál es la hipótesis central del libro?
- La necesidad que tiene la rama judicial de poder entender el cerebro humano, pero el cerebro se ha entendido como una víscera. Nosotros planteamos una hipótesis muy sencilla: El cerebro humano como un órgano social que necesita del juego y del abrazo para no ser violento en este caso, e inclusive planteamos no el cerebro como un órgano procesador de información sino como un órgano procesador de significados, que es el gran error que tienen las teorías alrededor del cerebro; y significados atravesados por lo emocional porque cualquier pensamiento necesariamente tiene esa contaminación relacionada con las emociones. En este caso relacionado con la violencia tiene que ver con el sistema límbico del cerebro humano que es aquel que se encarga de “elaborar” la información con la cual usted comete un delito, un estímulo, y desde la amígdala procedo a actuar, se suben la adrenalina y diferentes sustancias neurohormonales desde las glándulas suprarenales y yo ataco, pero una cosa es entender las neurociencias para explicarle a los reos que si usted respira un segundo la señal no va del tálamo a la amígdala sino que va del tálamo al córtex frontal que es indispensable entenderlo, porque es la parte relacionada con la lógica, la racionalidad y la razón, y si eso sucede me abstengo de cometer un delito si logro pensar. Siempre hemos dicho que elementos relacionados con el estrés, con la irritabilidad límbica, con estados de depresión y ansiedad son el caldo nutritivo para los actos violentos.

¿Cuáles son los mecanismos jurídicos que se plantean para aportar soluciones a esos comportamientos?
- Creemos que es un trabajo que se tiene que hacer desde el hogar porque el problema neurológico o de direccionamiento de crecimiento de la persona viene desde la gestación, de tal manera desde el momento en que se va a contraer matrimonio se deben dar las instrucciones bien sea académicas o por parte del Estado de si usted debería hacerlo o no. A las personas deberían hacerles un examen para ver si deben tener o no hijos, para evitar traer al mundo hijos con problemas que le van a traer más problemas a la sociedad. Cuando el niño nace ya existe una correlación entre la familia, la sociedad y el Estado, todos nos debemos unir para proteger a ese niño de acuerdo a nuestras actuaciones, el Estado con su maquinaria, la sociedad con el comportamiento y la familia con los consejos y demás.

¿Ustedes proponen crear unas clínicas especiales de rehabilitación?
- El Estado está en la obligación de crear clínicas de rehabilitación de orden neurológico y no siquiátrico, pero el Estado no atiende esa situación. Y usted puede preguntarse si alguien cometió un crimen por problemas neurológicos qué pasa cuando salga de la cárcel, pues esa persona sale y sigue cometiendo delitos en todas las áreas del derecho y entonces el Estado tiene una obligación, que no cumple, para que los jueces del país tengan este conocimiento del cerebro en un momento determinado y permitan la rehabilitación de esa persona.

¿Cómo se procede hoy en día?
- El juez acude hoy en día a los peritos de Medicina Legal para soportar su dictamen desde la clínico, pero si existieran unas clínicas especializadas en neurología sería mucho mas fácil para el juez penalista del Sistema Penal Acusatorio tomar sus decisiones y decir que se va a basar en su decisión no sólo por el hecho de darle una pena de varios años de prisión, sino que pueda decir que va a consultar el neurólogo para que le haga un estudio para emitir su dictamen en justicia. En esto la academia tiene también una gran responsabilidad y la Universidad Libre va a propiciar los espacios en el pénsum académico de la materia de Neurociencia, para que los estudiantes salgan conociendo el cerebro sino en profundidad, al menos inquietos por el tema y para que los futuros jueces conociendo cómo actúa el cerebro de las personas y puedan entender las actuaciones de quienes cometen delitos, para entender la complejidad humana.

¿Si el juez conoce esos dictámenes qué sucede con el delincuente?
- Esto le sirve dentro del acervo probatorio en un momento determinado para atenuar la pena, porque es muy distinto que una persona que esté completamente sana en todo sentido, tanto física como mentalmente, cometa un delito, a que lo haga una persona que tenga un problema de carácter cerebral. Por eso la posibilidad de la clínica, pero también viene la sanción de carácter penal, pero el Estado tiene la obligación de rehabilitar a esa persona para que cuando salga pueda vivir en sociedad y no vaya a delinquir más.


Un joven que se cría con un padre drogadicto y una madre que expende droga, no ve sino delito, es su circunstancia de vida normal. Ese joven de hogar complejo sale viendo por todas partes delitos y los comete porque lo considera normal y será castigado por la ley, pero por qué no viene la rehabilitación por parte del Estado, para darle posibilidades de vivir en sociedad. Por eso es que la sociedad está tan corrompida porque mientras los muchachos se están muriendo en medio de la droga, el Estado está pensando en las elecciones.

Los autores
Jaime Robledo Toro. Magistrado y Presidente de la Sala Administrativa y del Consejo Seccional de la Judicatura de Risaralda. Abogado ilustre de la Universidad Libre seccional Pereira y docente de la misma en áreas de Derecho Constitucional, Derecho Administrativo y Derecho Procesal Administrativo desde hace 17 años. Actualmente preside el Comité Departamental de Moralización. Fue condecorado por el Gobierno Departamental con la Gran Cruz de Risaralda y por el Gobierno de Pereira con la Gran Cruz de los Fundadores.

Carlos Alberto Jiménez Vélez. Magíster en Comunicación y Educación de la UTP. Químico y licenciado en áreas técnicas. Especializaciones, diplomados y menciones en investigación, TICs docencia universitaria, Filosofía de la Educación, Neuropedagogía y PHD (Doctos Honoris Causa del Consejo Iberoamericano de Educación). Miembro del Grupo de Neurociencias de Risaralda de la Facultad de Medicina de la UTP. Escritor e investigador de procesos pedagógicos alternativos alrededor de la lúdica, el juego, la neuropedagogía, la creatividad y las inteligencias múltiples, las competencias y el desarrollo humano. Profesor titular de la Universidad Libre seccional Pereira y del Colegio Alfonso Jaramillo Gutiérrez. Autor de una veintena de libros sobre estos temas.

en http://www.eldiario.com.co/seccion/VARIEDADES/los-comportamientos-violentos-descifrados100410.html